Aplica para toda relación; sea laboral, personal, amistad, etc.
Lee bien esto:
Nadie tiene derecho a tratarte mal. Así que, nunca lo permitas. Si tienes que alejarte, hazlo. Tú mereces respeto y consideración, y no tienes por qué caer en los juegos de otras personas que sin razón alguna vienen a descargarse contigo. Sin importar su posición social o estatus, ninguna persona puede llegar a hacerte sentir mal, sólo porque tiene un rango más alto que tú o simplemente porque no se ubica en su vida. Si nadie te lo ha dicho: vales mucho más de lo que crees, y nadie te va a dar tanta importancia como la que tú te das.
No esperes nada de nadie, no te hagas expectativas con nada ni con nadie. «Las personas correctas, aunque les digas que se vayan, nunca lo harán». Por eso, aprende a apreciar la soledad, para que puedas disfrutar de tu propia compañía, y de ésas pequeñas cosas que te brinda la vida. Pero, camina con cautela, no andes a la ligera. Lo ideal es poner tu mirada en Dios, para que sea Él quien te guíe por el sendero correcto.
Y recuerda esto:
«Quien siempre se queda cuando el telón se cierra, se llama: Dios».
Alicia Triviño
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