La manera en que se comporta el ser humano, me parece algo sumamente interesante.
Cada experiencia vivida, te enseña que cada quien tiene algo guardado que lo hace ser como es. Si alguien es siempre enojado y encarado, es posible que en su vida haya sido enseñado a ser así o alguna circunstancia adversa lo obligó a ser así; pero si alguien es sonriente y amable con todos, no es necesariamente porque todo en su vida haya sido color rosa, sin embargo ha aprendido que los demás no tienen la culpa de lo que le sucede o le ha sucedido, y que simplemente hay que ser positivo aunque la situación no sea la mejor.
La vida para nadie es fácil, eso es claro. Aún la realeza, con todas las riquezas que tiene en sus manos, no es verdaderamente feliz. La felicidad no se encuentra allí, en las cosas materiales, la felicidad está en tu interior, sólo tú puedes hacer de tu día el mejor de todos o simplemente dejarte llevar por aquello que quiso dañarte el rato. La llave de la felicidad está en nuestro bolsillo, podemos usarla cuando queramos, ella abre todas las puertas incluyendo las de doble candado, esas que cuesta abrir de inmediato, pero insistes porque sabes que estás usando la llave correcta y que en algún momento, después de tanta insistencia, abrirá...
Sin embargo, para que eso suceda, es decir, para que esa llave mágica llegue a nosotros, es necesario pasar por un largo proceso. Y tú, querido lector, posiblemente te preguntarás ¿a qué me refiero?. Bueno, resulta que Dios permite que pasemos por diferentes circunstancias que a simple vista parecen no traer nada positivo, pero con el tiempo nos damos cuenta de el por qué era necesario pasar por ellas; quizás Dios nos estaba enseñando algo o protegiendo de algo... Pero, pasa que cuando tienes a Dios en tu corazón, indiferentemente de una religión, Él te ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva.
Y esa es la llave a la que me refiero, esa llave que se llama Dios, porque sólo Él puede enseñarnos a comprender las cosas, por muy negativas que aparenten ser. Y cuando lo tienes a Él en tu corazón, y permites que sea Él quien tome el timón de tu vida y lo dirija, lograrás salir adelante en absolutamente todo lo que te propongas.
Ese es el secreto, esa es la llave... Está en tu bolsillo, sólo tú decides si la quieres usar o no.
Alicia Triviño
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¡Dios es la llave! Excelente reflexión, acompañada de una gran verdad. Felicitaciones.
ResponderBorrarAmén. ¡Gracias por visitar mi Blog!. ¡Mil bendiciones!
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