Nunca tomes decisiones cuando estés enojado-a-, triste o demasiado feliz.
Cuando nuestro estado emocional está en extremo, es decir, muy negativo o muy positivo, es posible que nuestra mente y corazón se apresuren a decidir cosas que quizás no son las correctas y luego podríamos arrepentirnos, ya que 'en cabeza fría' nos damos cuenta de que no era eso lo que queríamos hacer. Por lo tanto, es importante que antes de tomar cualquier decisión, primeramente pidamos a Dios que nos guíe, para poder entender cuál es el camino correcto. Luego, respiramos profundo y meditamos en lo siguiente:
¿Esto me traerá alguna consecuencia?.
¿Realmente estoy listo-a- para hacer esto?.
¿Es esto realmente lo que quiero?.
¿Esto traerá paz a mi vida?.
¿Será esto lo que Dios quiere para mí?.
Siempre reflexiona antes; habla mucho con Dios, para que Él te muestre lo que debes de hacer.
Una cosa más:
'Si después de haber tomado esa decisión, sientes que te invade una paz absoluta, es Dios hablando a tu corazón, confirmándote que hiciste lo correcto'.
...
Alicia Triviño
-Todos los derechos reservados-.
Comentarios
Publicar un comentario